Coaching, PNL, Inteligencia Emocional,  Pareja y relaciones

Conflicto en la pareja? Resuélvelo y encuentra el equilibrio así

Hay un dicho que dice: ‘dos personas no discuten si una no quiere’.

Si fuera tan fácil, el problema ya estaría resuelto, no habría conflicto en la pareja  y no necesitarías encontrar el equilibrio. Pero así no es.

Te lo cuento en mi último video y también te lo explico en este post, si prefieres leerme.

Las 3 causas principales alrededor de las cuales se mueven todos los conflictos en la pareja y son:

 1)        querer tener la razón.

2)        no expresar algo que nos duele.

3)        el conflicto de valores.

Cuando estamos convencidos y convencidas de algo, a menudo convertimos la convicción en una verdad absoluta y universal. Esto provoca que no tengamos en cuenta el punto de vista de nuestra pareja, si es distinto.

Si además le añadimos una parte de ego y otra de orgullo, insistiremos hasta más no poder para conseguir que se nos diga que tenemos la razón.

Y te pregunto, pues, si sientes que tu idea o convicción es correcta, ¿qué necesidad tienes de que se te reconozca?

¿Por qué necesitas que se te diga que tienes la razón? ¿Te lo has preguntado alguna vez?

Nadie puede tocar o alterar lo que tu crees, piensas o sientes, si tu no quieres.

Como tú tienes la libertad de crear tus propias ideas, convicciones y creencias, esa misma libertad la tiene tu pareja.

El desacuerdo es normal en cualquier relación y contexto, más aún en una relación tan intima y tan profunda como es la de pareja.

En lugar de discutir y prevaricar, se pueden intercambiar puntos de vista, razonando la postura de cada parte y evaluando las diferencias entre una idea y la otra.

Tampoco es necesario llegar a un acuerdo. Cada parte puede seguir con su idea, se puede llegar a un conflicto, pero lo que cuenta es gestionarlo en un marco de respeto mutuo.

Seguimos con la segunda causa.

En demasiadas ocasiones pasamos por alto algo que nuestra pareja hace, dice o descuida y que nos causa sufrimiento.

Quizás porque, en el momento en que el hecho se produce, no tenemos la fuerza de expresarnos, no decimos nada; o porque no estamos preparados o preparadas para hacerlo o la otra persona no es receptiva para escucharnos; o porque no nos damos cuenta de que eso nos causa un daño y lo entendemos más tarde.

Las emociones que no se expresan son como energía comprimida que se queda dentro y que ejerce presión. Cuanto más tiempo, más presión.

Esa energía, a la mínima de tensión, presiona tanto que explota de repente y nos hace saltar. En ese estado, nos agarramos a las circunstancias del momento para discutir. Es como aferrarse a lo primero que pillamos como excusa para crear el conflicto.

Realmente no sería un conflicto, sino un grito distorsionado de ayuda para resolver ese sufrimiento que sentimos, pero no lo parece y está fuera de contexto.

No aclarar las cosas que duelen es como llenar la relación de minas antipersonas. Pueden explotar en cualquier momento, al mínimo descuido y sin razón aparente.

Si no le explico a mi pareja claramente lo que me duele, jamás podrá entender qué me pasa. La idea de que la otra persona ‘debería entender’, ‘tendría que saber cómo soy y lo que me duele’, no funciona.

No estamos con alguien para que interprete lo que pueda ocurrir en nuestra mente y deduzca las emociones que nos atraviesan en cada instante, sin margen de error. No es eso!

Si quiero que los demás me entiendan, hago todo lo posible porque así sea.

Tercera causa más de peso es: el conflicto de valores.

Nuestros valores vitales son algo imprescindible para cada uno.

Si para mi un valor vital es no matar a ningún ser vivo y mi pareja opina lo contrario, existe un conflicto de valores.

No podemos renunciar a nuestros imprescindibles. Si intentamos adaptarnos a una pareja que no comparte ni comprende o aprecia nuestros valores vitales, solo retrasamos el epilogo de la relación que, realmente, no habría tenido ni que empezar.

No hace falta desgastarse discutiendo para defender lo que para ti son valores y para la otra persona no.

Entonces, dicho todo lo anterior, ¿Cómo podemos evitar conflictos innecesarios en la relación de pareja?

Evitemos desgastar la relación con nuestra pareja por no querer hacer el esfuerzo de respetar lo que sentimos y de respetar lo que siente la otra parte.

Evitemos descargar en la pareja todas nuestras frustraciones y problemas.

La otra parte no tiene la culpa de lo que llevamos en nuestra mochila. Es la persona que decimos amar como a nadie en el mundo, ¿por qué pues tratarla como un cubo donde verter toda la basura que no hemos sacado cuando tocaba, con quien tocaba y donde tocaba?

Una relación sana y equilibrada no va de eso.

Dejemos las luchas para quienes quieren guerras.

Hagamos el esfuerzo de dejar a un lado el ego y el orgullo y hablémonos desde el amor, la confianza, el respeto, la honestidad, la empatía y la humildad.

Nadie es perfecto y todas y todos nos equivocamos.

Expliquemos claramente lo que nos ocurre, lo que nos duele así como lo que nos hace felices y que nos motiva.

Mejoremos antes de nada la relación que tenemos con nosotros mismos y nosotras mismas si queremos conseguir crear relaciones  sanas con nuestras parejas.

La formula que siempre da resultados es:

Si yo me entiendo, también te entenderé a ti.

Si yo me amo, también te amaré a ti.

Si yo me respeto, también te respetaré a ti.

~

Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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