El cuerpo es un archivo, aprende a leer sus memorias para sanarte

“El cuerpo se moldea a partir de una carga genética, con las experiencias, sentimientos, emociones, recuerdos y pensamientos. Guarda sus secretos hasta que queremos descifrarlos y no se cansa de darnos pistas en forma de síntomas, ya que es su forma de hablar.”

Así explica Luz Casanovas, autora del libro ‘La memoria corporal’.

En la década de los 70 la psiconeuroinmunología empezó a investigar las relaciones que se producen entre las emociones negativas y el sistema nervioso e inmunológico. Estrés, ira, ansiedad repercuten significativamente nuestro estado de salud y favorecen el desarrollo de enfermedades como ulceras, cardiopatías, trastornos de diferente naturaleza, y debilitan nuestro sistema inmunológico.

Los laboratorios Accenture Technology crearon una máquina capaz de leer el futuro. ¡Así es!

Dicho aparato monitorea durante un tiempo el individuo en su día día, grabando sus acciones (como cuántas veces se ducha, qué comida elige, en qué horarios se alimenta, cuántas veces abre la nevera, si y cuánto movimiento físico hace, las horas que destina al sueño, a la lectura etc.). Crea un registro de hábitos, que digamos.

Una vez acabada la grabación, un programa informático reconoce los diferentes hábitos y los clasifica en patrones de comportamiento. Tras esta fase de estudio y evaluación, elabora cómo y hasta cuándo la persona podrá vivir, y a qué enfermedades estaría potencialmente sujeta.

El Departamento de Epidemiología de la Universidad de Talune en New Orleans, dirigido por el científico Jian He[1],  demuestra que todo lo que ocurre en la vida de un ser humano desde su concepción hasta su muerte, va siendo registrada, grabada en todas sus células y esto crea un archivo en la memoria orgánica del cuerpo para siempre.

Nada se le escapa al cuerpo

Imagen: Wikipedia.org

El escritor newyorkino Paul Auster en su libro ‘Diario de invierno’ – relato autobiográfico escrito en segunda persona – destaca a su manera y de forma muy clara como todas nuestras cicatrices, visibles e invisibles, se quedan grabadas en la memoria del cuerpo.

Este punto de vista proporciona una distinta perspectiva de las cosas a los que consideran la supremacía de lo intelectual sobre lo que siente nuestro sistema nervioso, nuestra piel, nuestros órganos,  nuestros huesos, nuestras células.

Cada órgano recibe, absorbe, guarda una parte de los datos recibidos, provenientes de todas y cada una de las reacciones orgánicas que se producen a través de nuestras acciones (respiración, alimentación, movimiento, sensación de cualquier tipo).

Normalmente el proceso de evaluación, elaboración, transformación y absorción es automático; pero cuando el cuerpo recibe uno o más datos que no reconoce, los pone en stand by y los va almacenando en distintos puntos hasta encontrar la manera de metabolizar la información y procesarla correctamente.

Si esto no se produce, lo más probable es que se convierta en un acumulo o deposito no beneficioso y que con el tiempo degenere en enfermedad. El cuerpo pues no ha podido o no ha tenido el tiempo suficiente para integrarlo, metabolizarlo, utilizarlo de manera provechosa.

Imagen: Pinterest.es

La memoria orgánica es influenciada también por los inputs exteriores. El primero, el aire que respiramos, el cual se ve más o menos afectado por los contaminantes ambientales que están destrozando el atmosfera de la tierra. Ellos también se fijan en el interior de nuestras células y pueden afectarlas al punto de causar su destrucción.

El tercer cerebro

Son muchos los científicos que empiezan a concebir la existencia de un tercer cerebro en nuestro aparato digestivo el cual “registra la manera en que azotamos o mimamos los órganos y tejidos vitales y entre las memorias de cada uno de ellos existe una íntima relación que los científicos empiezan a desenmascarar.”

¿Cómo puede ayudar la Kinesiología en la lectura de los archivos del cuerpo?

La Kinesiología estudia el comportamiento del movimiento en el cuerpo y las reacciones musculares a los distintos estímulos que cada persona recibe y absorbe y, de allí, es capaz de evaluar los desequilibrios de la persona.

Los tests kinesiológicos crean una comunicación con el hemisferio derecho superando el filtro racional del hemisferio izquierdo. Por lo tanto esto permite conseguir las respuestas del cuerpo a través del inconsciente que, de lo contrario, nuestra mente racional no permitiría que fuesen reveladas.

Funcionamos como un ordenador en que existe un software hecho de distintos programas instalados.

Nuestros sentidos (vista, audición, tacto, olfato, gusto) nos permiten explorar el mundo externo e insertar en nuestro bio-ordenador datos diferentes en cada momento. Estos datos pueden ser clasificados en funcionales y disfuncionales:

  1. Los primeros construyen nuestro sistema y, a lo largo de nuestra vida, amplían nuestras capacidades, conocimientos, acciones, sensaciones etc.
  2. Los segundos ralentizan nuestros procesos internos e inhiben nuestra capacidad de expresión, en todos los aspectos.

La gran mayoría de estos datos se pueden comparar con nuestro sistema de creencias las cuales pueden ser potenciadoras o limitadoras. Las creencias se pueden heredar o bien adquirir autónomamente a lo largo de la vida. Su naturaleza es mutante porque, a medida que vamos evolucionando, muchas empiezan a resultar obsoletas y podemos/necesitamos cambiarlas.

Es muy importante aprender a detectar y reconocer los programas disfuncionales que hemos ido almacenando en nuestro cuerpo y que afectan nuestro hardware/constitución.

Imagen: Pinterest.com
Imagen: Pinterest.com

Esto produce alteraciones en todos los niveles: estructural, bioquímico, psico-emocional, energético las cuales pueden sanarse gracias a un reset en el nivel que corresponda. Nuestro cuerpo, nuestros órganos, nuestro nivel de energía, nuestro estado anímico se verán beneficiados y guiados por nuestro mismo cuerpo hacia el bienestar y la auto-regulación.

La kinesiología aporta también una armonización entre las emociones negativas almacenadas en nuestro cuerpo y nuestros procesos mentales, nuestra forma de pensar o bien de construir nuestros pensamientos.

Un reset es nada más que una reconfiguración y ésta se hace a raíz de lo que el cuerpo nos dice.

La escritora Ana María Matute sabiamente decía que: “El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acabe siendo verdad. […] El pasado es lo que nos pesa, lo que nos ha hecho ser lo que somos, nuestra memoria, nuestras arrugas, nuestras decepciones; en esto es lo que nos ha formado lo que somos, el pasado”.

Tomar conciencia de que tu cuerpo tiene todas las respuestas y poder descifrarlas produce una conexión inigualable con tu interior , aporta calma mental, estabilidad emocional y un equilibrio duradero.

La Kinesiología es una terapia que permite acceder a las memorias del cuerpo y a determinar cómo intervenir para sanar las áreas disfuncionales. Contáctame para obtener más informaciones: sanate@sanate.info.

~

[1] Marian Benito y David Jiménez, articulo ‘La memoria del cuerpo’ – 2005

Imagen destacada: Istockphoto.com

© Autor: Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Sanate
error: Content is protected !!