El yoga y las fascias juegan en conjunto gracias a las asanas (las posturas de yoga), que pueden modificar tanto el cuerpo como la mente.
El Yoga tiene la capacidad de modificar el alineamiento de nuestro cuerpo a través del reajuste fascia-cerebro.
Para ello es preciso conocer de qué manera una postura sostenida durante un tiempo determinado (ejercicio isométrico) o en movimiento (isodinámico), modifica parámetros de nuestra biomecánica y posturalidad.
¿Qué es una fascia?
La fascia es un tejido conectivo que se extiende en el cuerpo como una red tridimensional desde el cráneo a los pies, de anterior a posterior y desde el interior al exterior, sin interrupción. Es constituida por fibras elásticas, colágeno y matriz extracelular.
Rodea los músculos, los huesos, los nervios, los vasos sanguíneos y los órganos a través de diversas capas (epimisio, perimisio y endomisio) finalizando en tendones o ligamentos.
La función de la fascia es:
- Soporte y estructura al cuerpo
- Apoyo del movimiento y absorción de impacto
- Ayuda en la circulación sanguínea, especialmente en el sistema venoso y la circulación linfática
La modificación de la fascia precede a la congestión crónica en cualquier tejido.
Madame Mezieres estableció las premisas de estudios de cadenas musculares que hoy en día han evolucionado en diversas escuelas. Entre ellas: GDS, RPG, Busquet, Myer… y un sinfín más, en las que se establece una relación entre la cadena miofascial, nuestro cuerpo y nuestra mente.
Según la escuela, profundiza más en la parte emocional y la relaciona con la biomecánica o se queda en la posturología.
Cómo el yoga trabaja sobre las fascias
El cuerpo humano del Siglo XXI se encuentra afectado por una alta acidificación que afecta al tejido muscular y conectivo.
La intoxicación por estar expuestos a pesticidas, químicos y una alta concentración de cortisol en sangre (producto del estrés), favorece que la fascia pierda hidratación y elasticidad.
En estos casos se recomienda practicar Yoga terapéutico, porque nos ayudará a detoxificarnos.
Según la mecánica de cadenas musculares, la tensión acumulada produce modelos de tensión adaptados a nuestra personalidad y que se proyecta a nivel visceral.
Este modelo de tensión, si se mantiene constante en el tiempo, genera hábitos posturales que se exportan a los músculos y al modelo de fascia. Las fascias registran y guardan nuestras impresiones mentales y emocionales como si fuera un archivador, similar al concepto “Samskara” [1].
Según lo expuesto, las asanas de Yoga permiten modificar nuestra propia biomecánica a través del tejido conectivo.
El hallazgo de Mezieres sobre las cadenas musculares permitió dar un punto de vista complementario para trabajar en ciencias del movimiento. Explicado en el artículo anterior la relación entre puntos marma y nadis, es el momento de dar el siguiente paso en la explicación.
La acupuntura y las cadenas miofasciales
Siguiendo la línea de trabajo Langevin, H.M. y J.A. (2002) explicaron como la acupuntura produce cambios celulares en la fascias. Dorsher (2009) estableció la comparación entre los meridianos/Nadis y las cadenas miofasciales:
- Línea Posterior Superficial → Vejiga
- Línea Frontal Superficial → Estómago, Bazo
- Línea Frontal Profunda → Riñón, Hígado
- Línea Lateral → Vesícula Biliar
- Línea Espiral (anterior) → Estómago
- Línea Espiral (posterior) → Vejiga
- Línea Anterior Profunda del Brazo → Pulmón, (Intestino Grueso)
- Línea Anterior Superficial del Brazo → Maestro Corazón y Corazón
- Línea Posterior Superficial del Brazo → Triple calentador
- Línea Posterior Profunda del Brazo → Intestino Delgado
[Nota: La unión que las diferentes cadenas tienen entre sí conformando las cadenas maestras principales requiere una explicación a parte.]
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Fuente: yogaterapeutico.net – Autor:
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[1] Término sánscrito que identifica las impresiones de nuestra mente y que registra formando nuestras creencias, actitudes y personalidad.
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