Cómo se elimina la grasa? ¿Y porqué es tan difícil conseguirlo? [Parte II]
La semana pasada hablamos de cómo se forma la grasa y de su función para nuestro metabolismo, en líneas generales.
Hoy profundizaremos más en detalle qué hacer cuando almacenamos más grasa de la que necesitamos y cuáles pueden ser las principales estrategias para eliminar ese exceso.
Sabemos ya que la grasa es nuestra gasolina, es la energía que necesitamos para que todas nuestras funciones metabólicas tengan vida y curso. ¿Y por qué la grasa representa ser una energía tan grande para nuestro cuerpo?
Pues porque tiene casi el doble de densidad calórica que los azúcares o las proteínas. Por lo tanto tiene la capacidad de proporcionar moléculas energéticas a otros tejidos y de generar calor de forma directa. Además, el tejido adiposo no solo es nuestra ‘dispensa de alimento/energía’, sino que libera hormonas, proteínas, lípidos entre otros que le permiten controlar nuestro metabolismo.
Tipos de grasa
Según nuestra constitución corporal, nuestro metabolismo, nuestra genética y nuestro estilo de vida y alimentación, la acumulación de grasa en exceso empezará a depositarse en zonas concretas de nuestro cuerpo.
Podemos distinguir pues entre 3 tipos: la grasa subcutánea que se deposita debajo de la epidermis.
Es la menos resistente en ser eliminada ya que suele ser blanda. Su función principal, a nivel de depósito dérmico, es la reparación de heridas, la generación de los folículos pilosos y la termogénesis.
La grasa subcutánea es por ejemplo la que se deposita en cadera, glúteos y piernas.
La grasa visceral que se deposita y se acumula alrededor de nuestros órganos es más difícil de eliminar. Se encuentra en un nivel más profundo y es más dura y resistente. Parte de ella tiene la función de proteger dichos órganos pero, en exceso, es más peligrosa porque su acumulación deriva en problemas de salud importantes.
Y la grasa intramuscular o intermuscular es la que se acumula entre las fibras musculares, en nuestro sistema musculoesquelético.
La grasa intramuscular suele estar presente en nuestro cuerpo, aunque en menor medida que los otros dos tipos arriba mencionados. En personas con importante sobrepeso resulta ser especialmente peligrosa, porque nuestro sistema músculo esquelético es muy sensible a la insulina, e incapaz de almacenar energía para transformarla en grasa. Lo cual causa una disminución de la capacidad oxidativa, un consecuente acumulo de más grasa e inflamación.
Cuando compramos carne, ésta puede ser más o menos grasa y dicha grasa es visible. Pues lo mismo sucede en nuestro cuerpo y con nuestros músculos.
¿Cómo se puede eliminar la grasa?
La respuesta en principio es bastante fácil. Hay un sistema lógico matemático para hacerlo y otro químico.
El primero responde a la regla de la cantidad: si ingiero menos calorías de las que necesito quemar, llegará un momento en que el cuerpo tendrá que empezar a utilizar las reservas de grasas para obtener energía. Lo cual me permitirá quemarla y por lo tanto reducirla y perder peso.
La segunda responde a la regla de la calidad: en base al tipo de ‘combustible’ que ingerimos a través de los alimentos, se producen diferentes procesos bioquímicos en el cuerpo – absorción de nutrientes, minerales, vitaminas; metabolización de azucares; asimilación de fibra etc.). La buena o mala calidad de este combustible que elijo se podrá convertir en fuente de energía y fuerza, o bien en estancamiento de materia oxidada y dañina que generará inflamación.
¡Así de claro!
Hasta aquí la teoría es bastante fácil, lo repito, pero no funciona de la misma manera para todos.
¿Por qué?
Pues primero por desinformación, luego por la escasa calidad de la mayoría de alimentos que el mercado nos ofrece (llenos de todo excepto que de lo que necesitamos), y finalmente por muchas causas relacionadas con cada persona (metabolismo, estilo de vida, causas genéticas, edad, sexo, causas psico-emocionales, objetivos poco realistas en cuanto a dietas etc.).
Además, hemos visto que el tipo de grasa que podemos haber acumulado es determinante sobre los efectos y los resultados que puede tener una dieta en nuestro cuerpo. Y esto es un punto importantísimo que hay que tener bien en cuenta.
Si mi grasa acumulada es visceral, será mucho más difícil que el cuerpo decida deshacerse de ella, porque es una grasa, como dicho, profunda y lleva en mi mucho tiempo. Y aunque me sobre, una parte de ella es utilizada para proteger mis órganos, por lo tanto mi cuerpo no la suelta.
Hay tantas mujeres que por ejemplo se desesperan y se someten a todo tipo de tratamiento para intentar eliminar la celulitis. Y no lo logran. ¿Por qué?
Pues porque el tipo de grasa de la que se compone la celulitis, esa grasa gluteofemoral, tiene una función biológica muy importante, porque es especialmente necesaria para los bebés. Por lo tanto esto la convierte en una grasa muy difícil de perder. Y ya sabiendo esto, es muy fácil entender ¡porqué es tan importante cuidar la alimentación durante el embarazo y después!
Las mujeres estamos creadas genéticamente para acumular energía para poder generar vida y alimentar un bebé, durante todo el proceso pre y post gestación. Es por esta razón que una mujer tiene más dificultad en adelgazar que un hombre, y mantiene siempre un porcentaje de grasa superior.
Qué es lo más importante que hay que saber y hacer
Tenemos claro que la misma dieta y el mismo tipo de ejercicio físico no tendrá los mismos efectos en todas las personas. Esto se asume, se evita que afecte el estado de ánimo y se buscan soluciones que sean acordes a nuestras necesidades, fijando objetivos alcanzables y personalizados.
Conseguir músculos fuertes y flexibles implica no solo practicar ejercicio, sino más bien elegir las comidas correctas para crear y almacenar energía, mientras también se quema grasa.
El 70% de nuestros resultados a nivel muscular y de nuestra forma física depende de lo que comemos.
Por lo tanto, en lugar de estar contando las calorías (dato que en si no sirve de nada), céntrate en entender de qué te estás alimentando, del tipo de grasa que llevan los alimentos, de la cantidad y tipología de azucares que contienen, de la proporción entre proteínas, hidratos de carbono, fibra y pues grasas de tus comidas a lo largo del día o de la semana.
En este articulo encontrarás mucha información del porque, aún haciendo dieta y deporte, no adelgazas.
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En la próxima entrega, nos centraremos en las llaves básicas para quemar según qué cantidad y qué tipología de grasa.
No quiero llenarte de información todo a la vez, por esto pues queda atent@ porque:
¡Seguimos!
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Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach
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