¿De dónde viene el misterioso agujero de los Donuts?
El donut llegó a Nueva Ámsterdam –hoy Nueva York– bajo el nombre holandés de olykoek, que significa ‘bizcocho aceitoso’. Corría el siglo XVII y aún no tenía agujero.
A mediados del siglo XIX, Elizabeth Gregory, madre del capitán de un barco de transporte de especias, usó la canela y la nuez moscada que le proporcionó su hijo, además de piel de limón, para crear un bollo frito al que le puso en medio –la parte que no se acababa de cocer– nueces y avellanas. Así aguantaba largas travesías sin estropearse, y de ahí su nombre: dough significa ‘masa’, y nut, ‘fruto seco’ o ‘nuez’.
Según la versión popular, en 1847, el vástago de la señora Gregory Hanson, le puso el agujero al donut al clavarlo en uno de los radios del timón de su navío durante una tormenta, ya que necesitaba usar las dos manos.
En una entrevista posterior, el marinero explicó que había creado el primer donut “al hundir un pimentero en su centro”, lo que solucionaba el problema de la falta de cocción en ese punto. Este dulce se popularizó en la primera Guerra Mundial, cuando mujeres estadounidenses se desplazaron al frente para preparárselo a los soldados de su país, a los que se llamó doughboys.
Otra de las variaciones de esta historia fue que al señor Gregory no le gustaban las nueces del centro del bollo y optó por eliminar dicha parte cociendo solamente el aro, algo que por otra parte no carece de lógica. La última versión en aparecer, y según él la auténtica así como definitiva, fue la que relató en el periódico Washington Post y que le valió el reconocimiento publico.
Aunque el señor Gregory se llevó el mérito sentimental de “inventar” el agujero de los donuts, la patente de un agujereador de estos bollos la obtuvo el señor John Blondell en 1872 cuando presentó al mundo un molde de madera. Posteriormente en 1889 mejoró este molde realizando una versión en estaño y con el borde acanalado.
Probablemente el donut actual es realmente la evolución del bollo aparecido en el norte de Europa durante la edad media, existiendo además diversos países como Alemania, Francia o incluso China que se atribuyen el origen del dulce. A todo esto sin contar con recientes investigaciones arqueológicas que hallaron restos fosilizados de rosquillas en un asentamiento prehistórico del suroeste de los Estados Unidos, lo cual viene a añadir todavía más desconcierto al asunto. Aparte no hay que desestimar la posibilidad que el origen de este bollo pueda estar emparentado con el del típico buñuelo, asemejándose de forma asombrosa tanto en su composición así como en la forma tradicional de cocinarlo.
Fue el 1920 cuando Adolf Levitt, un pastelero que huyó de la revolución comunista en Rusia, tuvo la idea de producir de forma automatizada las rosquillas creando para ello una máquina que literalmente se vendió como rosquillas, y perdone usted la redundancia. Pocos años después, el señor Levitt estaba ganando la cifra de veinticinco millones de dólares anuales gracias a su máquina de donuts.
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Imágenes: Pixabay.com
Fuentes: Revista MuyInteresante.es; www.rosaspage.com
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Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach
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