Pues sí, los algoritmos destruyen nuestra libertad. Y yo, siéndote sincera, ¡estoy HARTA!
No quiero que mi vida sea guiada, obligatoriamente, por un maldito algoritmo.
Las llamamos redes sociales, pero este nombre es obsoleto y absolutamente no conforme a la realidad. Deberíamos llamarlas ‘redes comerciales’, ya que se han convertido en un mercado donde vender lo que sea, como sea y a toda costa.
Pero, ¿eso qué es?
¿Posible que no podemos tener la libertad de acceder a nuestra cuenta de Instagram, Facebook o de la red que sea, y ver nuestro muro sin que se interpongan 20.000 anuncios?
Es decir, el 90% de lo que vemos en nuestro feed es publicidad.
El restante 10% es algo que el algoritmo ha decidido y va decidiendo mostrarte, conforme tu vas dando likes, viendo reels, visitando cuentas, guardando publicaciones, haciendo búsquedas o consultando hashtags.
¿Por qué? ¿Porqué no puedo ser libre de buscar lo que me de la santa gana, independientemente de mi actividad en internet?
No quiero que se me propongan esos supuestos contenidos afines a mis gustos.
Mis gustos cambian, mis necesidades más aún.
¿Por qué si busco algo en Google o donde sea, no puedo tener la libertad de que me aparezcan cosas nuevas e independientes de mi actividad anterior?
No quiero ver siempre lo mismo, no quiero ser rastreada. ¡Estoy harta!
Quiero ser libre.
Sigo muy pocas personas en las redes porque, primero, se trata de personas que quiero y con las que no tengo – por distintas razones – una relación cercana como para vernos o hablar a diario o, simplemente, a menudo. Por lo tanto, es una forma de mantener un contacto. Y esta debería ser una de las funciones principales de lo que eran las ‘redes sociales’.
Y segundo, porque no me da la vida seguir a más gente. No tengo tiempo y, a parte, si lo poco que me conecto tengo que ver publicidad sin parar, pues, paso. No me interesa.
Es decir, tengo una herramienta muy potente, que podría ser muy útil para mi, pero no puedo usarla como prefiero.
Por supuesto que la publicidad es una forma de hacernos descubrir cosas y que el algoritmo puede direccionarte hacia tus intereses. Pero, el gran problema es que, ahora, solo ‘existe’ quien paga para publicitarse. Es la vía obligatoria para, supuestamente, ganar visibilidad. Por todas partes.
Debido a que el sistema, ahora, está funcionando así, yo también utilizo, según para qué y en qué momento, la publicidad. Es inevitable, porque dentro de un sistema que funciona de esta forma, me quedaría fuera, sería invisible.
Solo existe quien paga para ser visto. Esto es así.
En mi caso, la publicidad me permite llegar a personas que, sin las redes, no podría alcanzar.
Es una gran suerte para mi tener la oportunidad de poder llegar al otro lado del charco y poder entrar en contacto con otros países.
No reniego ni rehúyo de la tecnología y de las redes, porque me ayudan en muchas cosas y me lo ponen más fácil.
Además, si no fuera por ella, no podría mantener un contacto directo y constante ni siquiera con mi familia, que vive en un país diferente del mío. O con algunas de las personas que más quiero en el mundo y con las que puedo mantener un contacto visual-virtual.
El problema que veo y que padezco es la comercialización a lo bestia que ha hecho perder la esencia de las redes sociales.
Tengo un recuerdo muy lejano de cuando Instagram eran una red donde se compartían únicamente fotos de viajes y de comida. Cuando Facebook era como tu pequeño círculo de amigos y ya está. Echo en falta eso…
Y me mosquea no ser libre de hacer, buscar, ver y acceder a lo que yo elijo.
Y te has dado cuenta de la cantidad de páginas web que te OBLIGAN a aceptar las cookies para poder acceder. De lo contrario, tendrías que abonarte y pagar? ¿En serio?
Yo nunca le doy a aceptar las cookies. Y si una página me obliga, paso.
Somos nosotros quienes alimentamos este sistema.
Primero porque no nos rebelamos. NUNCA.
Nos pueden pisotear como sea y allí seguimos. Nos quejamos, sí, en petit comité o escribiendo comentarios en las redes que no sirven de nada.
Pero, no nos levantamos a montar una protesta en condiciones que empuje al cambio.
Nosotros le damos al anzuelo y caemos en el impulso de darle click y/o comprar lo que nos venden, pese a que no lo necesitamos. Caemos en la manipulación. Nosotros alimentamos este sistema.
Peor me lo pone ahora la inteligencia artificial, con la que puedes alterar la realidad de una forma tan brutal, que ya no se qué es verdad y qué no lo es de lo que veo en las redes.
¡Basta ya!
No quiero ver tanta superficialidad, no quiero ver una realidad edulcorada que me manipula para llevarme adonde quieren.
¡Nos tratan como tontos!
Sí, ¡date cuenta! Nos tratan como tontos y estoy harta.
Lo dejo aquí por hoy, pero seguiré con el tema. Te lo garantizo. Y me encantará saber cómo lo vives y lo ves tú y cuál es tu experiencia.
Como siempre: ¡seguimos!
…
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Vittoria Verì Doldo ~ Health Coach
Sublime, totalmente de acuerdo 👏 👏👏👏👏👏👏
Muy buenas Raul :-D!!! Cómo estás? Espero que todo vaya bien! Pues gracias por tu valoración y por compartirla. Últimamente he estado pensando mucho en este tema, tanto a nivel personal como profesional, y no me gusta nada como están funcionando las cosas. Actualmente tampoco es un sistema que se puede eludir…pero seguiremos hablando de ello. Un súper abrazo de aquí hacia allí y qué tengas buen día ;-)!!