Coaching, PNL, Inteligencia Emocional

Causas emocionales de resfriado y gripe

Son muchos los factores – internos y externos – que nos causan resfriado y gripe, más aún al llegar el otoño.

Es cierto también que el cambio del tiempo no implica obligatoriamente contraer ni uno ni otra cosa. Tampoco una vacuna o un potente mix de paracetamol e ibuprofeno, o bien los complejos vitamínicos, nos garantizan la inmunidad de cualquier virus.

Seguramente un sistema inmunitario débil nos hace más vulnerables a contraer enfermedades, pero:

¿Nosotros podemos provocar nuestra debilidad física?

¿Podemos ser los causantes del surgir tanto de un resfriado como de una gripe?

¿Tenemos de verdad el ‘poder de enfermar‘?

El solo hecho de pensar y creer que al llegar el invierno seguramente contraeremos algún virus, nos predispone a enfermar.

Las creencias que desde pequeños nos han transmitido como, por ejemplo, que si te expones a una corriente de aire te resfrías; o que una persona resfriada automáticamente nos pasará el virus y enfermaremos, tienen un gran poder sobre nosotr@s.

Estas creencias equivalen a mensajes continuos para la mente la cual recibe un input muy concreto. Por lo tanto, las probabilidades de que, al presentarse determinadas circunstancias, el cuerpo enfermará son elevadas.

Al fin y al cabo, el cuerpo ejecuta lo que la mente dice…

Y no es solo esto! Cuando vivimos un conflicto interior que no se resuelve y se queda dentro, pues el cuerpo lo manifiesta con síntomas.

Esta manifestación interviene reconocemos lo que estamos sintiendo, lo cual es una ventana hacia la resolución del conflicto.

Resfriado, catarro y gripe se relacionan con alguna situación de nuestra vida que nos ha causado enfado, tensión, rabia frente a una situación o relación o persona. Estas emociones retenidas necesitan encontrar una salida y el cuerpo es su vehículo o ‘portavoz’, para que nos demos cuenta de ellas y actuemos de forma consecuente.

El resfriado puede aparecer en consecuencia de una fuerte decepción o de un arrepentimiento por no haber dicho o hecho algo.

Un exceso de actividad mental también puede causar un resfriado. Empezamos a sentirnos confusos, agobiados, cansados, sin saber por dónde empezar. Estamos hasta las narices de una situación, de nosotros mismos, de los demás, etc.

Tanto un resfriado como una gripe nos permiten mantenernos alejados de los demás y descansar de todo, hasta de nosotr@s mism@s. También constituyen una forma de escapar del conflicto (que no estamos dispuest@s a aceptar o resolver tal y como las circunstancias requieren) y que vemos como una amenaza a nuestra zona de confort.

El resfriado, como cualquier otra enfermedad, es una crisis de desintoxicación del organismo y permite eliminar las toxinas físicas y psíquicas para que el cuerpo y nuestro interior salgan liberad@s y fortalecid@s.

Concretando síntomas y sus origen emocional:

  • El dolor de cuello se relaciona con lo que no expresamos porque no nos atrevemos.
  • El dolor en los oídos se relaciona con algo que nos resulta incómodo escuchar, que no queremos saber o asumir.
  • La nariz tapada indica que notamos amenazas en el aire, algo nos huele mal.
  • El dolor de cabeza se relaciona con el dar muchas vueltas a un asunto que nos preocupa y para el cual queremos encontrar una solución.

Las situaciones pueden ser dispares, desde el no querer asistir a la comida familiar de Navidad para la que nos sentimos forzados u obligados. Donde nos imaginamos pasar un mal rato a ver tal pariente o al vivir o escuchar algo que no nos apetece. Y cuanto más pensamos en ello, más vuelta le damos hasta meses antes de la fatídica fecha. Y esto nos va corroyendo…

Un cambio en el trabajo para el cual no se nos ha avisado ni consultado, o que simplemente no nos gusta y no aceptamos, pero no nos atrevemos a decir nada, no expresamos nuestra opinión ni molestia.

Por lo tanto ni siquiera proponemos alternativas que, a lo mejor, hasta se nos aceptarían y nos sacarían del apuro.

Es decir, al no expresarnos, bloqueamos el campo de las posibilidades.

Al final y al cabo la sensación es sentirse invadidos, aplastados, sorprendidos por un acontecimiento, situación o persona; o bien no aceptar una critica o simples opiniones ajenas.

O también sentir desacuerdo, no aceptar la realidad, sentir que no estamos respaldad@s, apoyad@s o considerad@s.

Es una dificultad de adaptación social.

La frustración va en creciendo y no sabemos cómo salir de la situación.

No expresamos lo que estamos sintiendo ni defendemos nuestra necesidad. Tememos que nuestra reacción, si habláramos, pueda no ser aceptada o puede tener peores consecuencias o puede ser hasta violenta. Y no paramos de dar vueltas al asunto y alimentar enfado en nuestro interior.

En el momento en que el síntoma se manifiesta, sea resfriado o gripe, el conflicto se encaminaría hacia la solución o hasta se podría considerar resuelto.

Durante la fase de tensión y estrés, el cuerpo resiste, se defiende y se protege. Básicamente retiene y sostiene.

En el momento en que el resentimiento va saliendo o bien conseguimos empezar a elaborar de forma más consciente lo ocurrido, el cuerpo manifiesta los síntomas – hacia fuera – como herramienta de descarga de lo de dentro.

Al fin y al cabo es una forma inconsciente de darnos un respiro, parar y descansar, darnos el tiempo de reflexionar y encontrar la manera de reaccionar y superar el problema. De esta forma el cuerpo aprovecha para recuperarse de tanto estrés.

~

Imágenes: Pixavay.com; Pinterest

Fuentes: Rosabio.com; Haciaelser.com

Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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