Kinesiología

Columna y vertebras y dolencias emocionales

La columna vertebral es nuestro sostén frente a la vida y simboliza nuestra energía interior.

Se considera de hecho que nuestros 7 centros de energía primarios – chakras – estén ubicados a lo largo de ella hasta llegar al tope de la cabeza, en la coronilla. 

La columna vertebral nunca descansa, ni siquiera cuando nos acostamos y/o dormimos, y su resistencia y flexibilidad representan cuanto de resistentes y flexibles nos mostramos frente a los acontecimientos de la vida.

Las desviaciones de la columna vertebral (escoliosis, lordosis, etc.) están vinculadas a la parte profunda de todo nuestro sistema energético[1].

Cuando alguna situación es vivida como una carga difícil de llevar, casi insostenible, cuando pensamos que no podemos seguir adelante, que no podemos más, cuando no nos sentimos capaces de sostener la responsabilidad de determinadas situaciones, los dolores físicos aparecen.

Nos sentiremos atacados en nuestra solidez y resistencia física, nos sentiremos impotentes y con necesidades emocionales desatendidas. Pensaremos ser el único responsable de una situación pasada, presente o futura (normalmente en una relación, en la familia o en un grupo u organización de la que seamos parte).

¿ Cuál es la relación entre las emociones y la columna vertebral  entonces ?

La columna vertebral está vinculada a todos los diferentes aspectos de nuestro ser por el esqueleto a través del sistema nervioso central y la distribución sanguínea central. Cada pensamiento, sentimiento, situación, respuesta y sensación está grabado en la columna vertebral como en las partes pertinentes implicadas correspondientes del cuerpo[1].

Según la clasificación hecha en Occidente, se cuentan 33 vértebras[1]:

  • 7 cervicales (nuca), más bien delgadas,
  • 12 dorsales (espalda), más bien gruesas,
  • 5 lumbares (riñón), más fuertes,
  • 5 sagradas (sacro), soldadas, formando un triángulo hacía abajo,
  • 4 coxígeas, soldadas y atrofiadas.
Imagen: Pixabay.com
Imagen: Pixabay.com

El cuello es el tramo de conexión entre la cabeza y el resto del cuerpo. Tanto en psicología como en otras terapias y/o filosofías holísticas y ciencias espirituales, el cuello se considera como un embudo en donde fluyen y se encuentran pensamientos y emociones. Ambos encuentran expresión – hacia fuera a través de la palabra y hacia dentro a través del corazón.

Todo lo que da la vida pasa por el cuello: el aire, el agua, los alimentos, las circulaciones sanguínea y nerviosaEl cuello separa pues lo abstracto de lo concreto, lo material de lo espiritual[1].

Cuando lo racional sofoca lo emocional o viceversa, habrá un desequilibrio interno en nosotros y se podrá manifestar en forma de rigidez cervical, llegando a causar dolores físicos hasta crónicos y repercutir toda la columna y no solo.

La cervical es multi direccional y, gracias a su flexibilidad, permite tener una visión completa de todo lo que tenemos a nuestro alrededor.  Se considera además que el cuello está asociado a la concepción y que también representa el sentimiento de pertenencia, el derecho de estar en esta tierra, dándonos así un sentimiento de seguridad y de plenitud. Cualquier rigidez en el está relacionada con nuestra inflexibilidad y resistencia en ver y aceptar la realidad tal y como es, en expresar lo que sentimos tanto con nosotros mismos como con los demás, en no tolerar que las cosas que no podemos controlar no vayan como nosotros queremos.

Un dolor cervical que impide girar la cabeza hacia atrás indica un temor en ver o escuchar lo que pensamos que esté pasando a nuestras espaldas; un dolor cervical que impide girar la cabeza hacia un lado y otro, indica el no poder o saber decir que si o que no a lo que se produce en nuestro alrededor.

Esta rigidez mental que se ve reflejada en el cuerpo indica – como todo padecimiento o enfermedad – que lo que decimos o hacemos (o dejamos de decir o hacer) no se corresponde a lo que realmente sentimos o que consideramos ser bueno para nosotros.

Este sentimiento puede ser real, es decir corresponder realmente a algo que necesitamos. O bien puede derivar de una creencia que, a lo mejor, hoy en día ya no es necesaria ni es realista con respecto a nuestro presente.

Esta rigidez, esta inflexibilidad, perjudica mucho más que ayudar.

Detectar e identificar qué nos molesta en el momento en que el dolor aparece o se hace más agudo, es crucial para solucionar el conflicto interior que contribuye a generar la molestia física. Se trata de poner conciencia.

A continuación una explicación más detallada de la relación entre emociones y vertebras según los criterios de la biodescodificación:

Cervicales [2]

– Vértebra derecha – cerebro izquierdo = afectivo, cólera

– Vértebra izquierda – cerebro derecho = peligro – sumisión – búsqueda de afecto

Imagen: Pixabay.com
Imagen: Pixabay.com
  • C1 = Atlas = lengua – cerebro – cuero cabelludo; depresión
  • C2 = Axis = ojos – sinus;comunicación profunda; receptor de información
  • C3 = mejilla – cara – oído externo; desvalorización relacionada con el contacto y la estética; acné, granos, eczema
  • C4 = nariz – boca; búsqueda del justo medio del compromiso
  • C5 = faringe – cuerdas vocales; injusticia, desplazamiento
  • C6 = amígdala – cuello; sueño del hijo inaccesible, desvalorización
  • C7 = tiroides – codo – hombro; conflicto de injusticia

Actitudes psico-emocionales

A continuación se detallan las actitudes psico-emocionales que, cuando las adoptamos, causan las molestias cervicales:

  1. C1: (Atlas) Relacionada con la cabeza, el cuero cabelludo, los huesos de la cabeza, el cerebro y el sistema nervioso. Los conflictos  tienen que ver con la expresión y la sensación o el miedo de no ser escuchado, también con la depresión. La excesiva preocupación por algo o por alguien hará sentir la cabeza más pesada y esto podrá causar hasta cefalea. La rigidez o inflexibilidad frente a algo o alguien hará que el cuello deje de pivotar debido al generarse de una tensión demasiado grande.
  2. C2: (Axis) Relacionada con los senos nasales y para nasales, la frente, la lengua, los ojos, las orejas, la boca y la lengua, los nervios óptico y auditivo, y es el pivote que permite a C1 moverse. La rigidez frente a la vida, el estar agarrados a viejas ideas o creencias sobre ella o sobre nosotros mismos, el sofocar las emociones sin gastar ni una lagrima pueden ser causantes de dolor cervical en C2; se considera de hecho que las lagrimas – de pena o alegría – son el lubricante de esta vertebra. La rigidez en no expresar lo que se siente causa ira, frustración, miedo hacia el futuro, el seguir adelante, el confiar en la vida, en uno mismo y en los demás. {C1 y C2: son las únicas vertebras con nombre propio y permiten a la cabeza decir  SI o NO. Es decir que son el fundamento de lo que es y de lo que no es.}
  3. C3: Relacionada con los huesos faciales, los dientes, el oído externo y la laringe, es una vertebra independiente digamos ya que, por su posición, no puede trabajar en cooperación con otras vertebras. Los conflictos que repercuten C3 se deben a una auto-desvalorización en la comunicación verbal y con respecto a la propia  imagen estética. {C3 y C4: están en relación con el diafragma, que es el músculo de la respiración.}
  4. C4: Relacionada con las trompas de Eustaquio, la nariz y la boca y con todo lo que se refiere al lenguaje y a como uno se expresa. Los conflictos en esta vertebra se deben a las dificultades en expresar la propia opinión o los valores, lo justo, el equilibrio, la comunicación en el trabajo y la injusticia crónica; al no tragar lo que ocurre o bien a darle vueltas y vueltas durante mucho tiempo. Todo esto genera ira y frustración e impide la libre expresión, afectando también las C4, C5 y C6, la faringe, las cuerdas vocales y también la movilidad de los hombros.

    Imagen: Flickr.com - SportEX journals
    Imagen: Flickr.com – SportEX journals
  5. C5: Relacionada con la faringe, las glándulas salivares y las amígdalas. Los conflictos en este caso son de desvalorización en la comunicación para solucionar las cosas, en encontrar soluciones y restablecer las relaciones. Cuando la cabeza no para de pensar y murmurar, se creará una sensación de sobrecarga por todas las cosas de las que uno se siente responsable, generando una sensación de agobio y de no tener siquiera el tiempo suficiente para acabarlas (lo cual está relacionado y afecta la tiroides). Esta actitud impide distraerse y sofoca la creatividad y la capacidad de expresarse a raíz de lo que se siente. {C5 y C6: Se asocian a la desvalorización en encontrar la palabra justa para expresar/tomar una decisión.}
  6. C6: Relacionada con los músculos del cuello y el hombro. Los conflictos en este caso son de desvalorización, de no bajar la cabeza delante de la autoridad en un contexto de injusticia, de humillación (lo cual, normalmente, se asocia con memorias de la infancia). {C4, C5, C6 están ubicadas a nivel de la tiroides y están relacionadas con ella y con lo que su función representa}
  7. C7: Relacionada con la tiroides, la para tiroides, con los hombros, los codos, las manos, con nuestra moral y con nuestra espiritualidad. Los conflictos en C7 se deben a una sensación de grandiosa injusticia, humillación y/o sumisión, igual que en C6 pero en situaciones mas recientes. Esto genera ira y frustración, ofusca la mente y causa la no aceptación de que puedan existir ideologías diferentes a las nuestras y de que no tienen porque amenazar las nuestras; el estar encerrados en nuestra realidad aunque sea para protegernos acaba generando miedo a ser rechazados y esto, igualmente, puede afectar C7 y repercutir en brazos, codos y manos, los cuales se consideran como el medio para expresar nuestras emociones a través de la acción, la conexión ultima entre la expresión verbal y los sentimientos del corazón.

¿Qué hacer para re-encontrar el bienestar?

Nuestros estados emocionales derivan de nuestros pensamientos consecuentes a la llegada de una emoción, y de nuestra interpretación de la realidad que vivimos. Esto, inevitablemente, repercute en nuestros cuerpo y en todos sus procesos orgánicos. No siempre la emoción es la causa primaria de una molestia o enfermedad, pero seguramente antes o después acaba afectándonos y puede agravar nuestros estado de salud. Por lo tanto, frente a un estado de malestar, a parte de acudir a un medico o especialista o terapeuta que pueda ayudarnos y acompañarnos en nuestro proceso de curación, es importante tomar consciencia de cómo estamos y de qué está pasando en nuestra mente frente a lo que ocurre o ha ocurrido o podrá ocurrir.

La toma de conciencia es el primer paso. La confianza es el segundo. La aceptación es el tercero. Ya solo estos tres elementos lo pueden cambiar todo.

De allí fluir con la realidad cambiante en que vivimos y con las diferencias que existen entre personas, por su forma de ver, de pensar, de sentir, de actuar nos permite conectar con nuestro interior y escucharnos. Saber lo que realmente sentimos y actuar a raíz de ello. La capacidad de auto-escucha implica flexibilidad a escuchar el otro sin resistencias y con mente abierta y esto genera confianza y nos permite aliviar los estados de miedo y la rigidez.

Entrenar la mente cada día y limitar el torbellino de nuestros pensamientos es la clave de nuestro bienestar. No somos lo que creemos ser ni somos lo que los demás piensan de nosotros.

~

[1] “Obedece a tu cuerpo – Amate” de Lise Bourrbeau; El gran diccionario de las dolencias y enfermedades” de Jacques Martel; 
[2] Estudio alumnos de Biodescodificación sobre la relación entre conflicto emocional y huesos - www.m.exam-10.com/medicina, 3495 pag. 17

Otras fuentes: Sanateysana.com; Alaluzdelaemocion.blogspot.com.es; Universodeluzyamor.blogspot.com.es

Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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