El valor del silencio
«Cada momento cuenta, no hay instantes vacíos» ~ El Guerrero Pacifico
La mente asocia el silencio con la ausencia de sonido y en realidad no es así…
Desde siempre se ha estudiado el silencio y se ha intentado interpretar sus distintos significados en los diferentes contextos en los que se puede producir. Las culturas orientales hicieron del silencio un importante base de sabiduría, de hecho tanto el hinduismo como el budismo asocian silencio con el saber. El silencio no solo verbal sino más bien mental es la base de la meditación, practica a través de la cual se puede llegar a elevados niveles de bienestar psico-físico-energético-emocional, hasta lograr la iluminación, la unión con el Absoluto.
En la música los silencios son una parte fundamental de la armonía.
En un pentagrama el silencio es una figura concreta, cada nota tiene su recíproca figura silenciosa, una pausa que mide el silencio y que mantiene viva la vibración musical que el conjunto de todas las notas despierta en quien las escuchas.
El silencio se expresa también a través de la escritura, con puntos de suspensión, espacios y líneas vacías entre frases.
En un escrito hay pausas que permiten al lector absorber, reflexionar, fantasear, meditar, crear, despertar, vivir impaciencia, construir un mundo a través de la encrucijada entre palabras, silencios y su propia interpretación de la realidad.
El silencio nos da tiempo para respirar. Las pausas en la música son respiros. El silencio genera una oportunidad para reconfigurar nuestra capacidad de escuchar, nos pone delante de nosotros mismos y nos enseña cómo nos sentimos de verdad.
El silencio nos permite comprobar cuánto estamos en equilibrio y en armonía con nosotros mismos, con los demás, con el mundo que nos rodea, con nuestros pensamientos.
El lenguaje corporal es un dialogo silencioso entre nosotros mismos y los demás; es la herramienta más sincera gracias a la cual nuestro interior se expresa tanto desde la inmovilidad como a través del movimiento.
En el silencio hay verdad. Es el silencio quien tiene todas las respuestas.
El silencio es recuerdo, es ausencia. En el silencio recordamos situaciones, personas, eventos que ya se han producido y que no existen, no están en nuestro presente, y de los que sólo nos queda algo en la mente, algo en el corazón, energía que habita dentro de nosotros, a veces, sin tiempo ni razón ni motivos. En el silencio, recordando, nuestro cuerpo se expresa. Nos movemos, nuestra mirada cambia, el cuerpo se tensa o se relaja. Hablamos con nuestros silencios constantemente o, más bien, es el silencio quien nos habla y nos va proporcionando todas las respuestas a medida que estemos preparados para escucharlas.
El silencio es deseo. De algo, de alguien, de emociones, de energía, de movimiento, de paz. Cosas que queremos y que no hacemos o no tenemos o no sentimos. El silencio es anhelo, es preparación para ese algo o ese alguien o esa emoción que deseamos vivir, crear o, por lo contrario, que queremos destruir, evitar, cancelar.
El silencio es miedo. Que algo ocurra o bien no. Es no saber qué hacer o qué decir. Es no saber qué está pasando o que pasará. El silencio es espera. El silencio nos hace pequeños frente al mundo, nos hace reales frente a nosotros mismos.
El silencio es amor y respeto. Hacia uno mismo y hacia los demás.
El silencio continuado es libertad
Quien logra permanecer en silencio de forma prolongada, quien se escucha sosteniendo todo lo que ocurre en el interior, quien sabe convivir entre personas y silencios al mismo tiempo, quien dedica tiempo a silenciar la mente y dejarse mimar de la respiración, pues será una persona libre.
El silencio es nuestro centro, nuestra sabiduría, es el contacto más suave y más valioso con nuestro interior. El silencio es verdadera empatía con nosotros mismos y con todo lo que nos rodea. El silencio es liberación de cualquier esclavitud mental y emocional, de cualquier atadura, de cualquier interpretación de la realidad.
El silencio prolongado eres tu comunicándote con el todo, siendo Uno con el Universo entero.
Imágenes: Pixabay.com
Autora: Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach
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