Nuestro cuerpo habla por nosotros aunque no nos lo creamos o bien pensamos que podemos controlarlo. Y esto es un hecho.
Paul Ekman estudió la expresión corporal y las emociones ya en los años 70, desarrollando una lista de emociones básicas a partir de investigaciones transculturales en individuos destacados de una tribu de Papúa Nueva Guinea. Observó que los miembros de una cultura aislada de la Edad de la Piedra eran capaces de identificar – con un alto grado de fiabilidad – las expresiones emocionales al observar las fotografías tomadas a personas de culturas con las que ellos no estaban familiarizados [1].
La primera clasificación de las emociones de Ekman incluía: sorpresa, alegría, miedo, ira, asco, tristeza. Con el paso del tiempo añadió más emociones como por ejemplo el orgullo, el entusiasmo, la repugnancia, el placer sensorial, la vergüenza.
A partir de sus investigaciones, pudo clasificar también los gestos corporales que utilizamos de forma consciente e inconsciente en 5 tipologías.
Las detallamos a continuación, seguramente os sentiréis identificados y/o podréis ir experimentando y observando el lenguaje corporal tanto vuestro como de las personas que os rodean!!
Emblemáticos
Son los gestos que utilizamos conscientemente para enfatizar lo que estamos diciendo. Normalmente lo hacemos utilizando las manos y los ojos y esto nos permite dar mucha más fuerza a lo que intentamos transmitir. Generalmente se trata de gesto ‘culturalmente reconocidos y reconocibles’, es decir que su uso se ha hecho tan común que su interpretación puede llegar a ser univoca por parte de un gran abanico de oyentes de culturas distintas.
Ilustradores
Se trata de gestos no del todo conscientes y que, de alguna manera, utilizamos justo unas milésimas de segundos antes de verbalizar lo que queremos ilustrar. Están muy relacionados con la credibilidad que necesitamos se atribuya a nuestro discurso y con nuestra personalidad.
Reguladores
Los gestos reguladores nos permiten matizar para más o para menos lo que estamos verbalizando y tienen un efecto bidireccional. Gracias a ellos podemos animar a la persona a seguir hablando, o darle a entender que no compartimos lo que estamos escuchando, o bien podemos utilizarlos para tomar la palabra. Uno de los gestos reguladores más sencillos que utilizamos es el saludo. La forma en que saludamos a una persona. Nuestra cara de por si puede indicar a la otra persona que vamos con prisas y no podemos pararnos a charlar; o bien que nos alegramos de ver al otro ya que hace tiempo que no nos encontramos etc.
Muestras de afecto
Se trata de los gestos que nos permiten expresar nuestras emociones. Una mirada acompañada por una sonrisa tierna o bien picara tiene significados diferentes, nos permite expresar estados emocionales distintos. Así como una caricia o un abrazo, un acercamiento corporal sin más en un momento determinado, el miedo frente a una situación que nos provoca reacciones físicas y alera nuestra cara etc. Todos estos gestos acompañan nuestro sentir y nos permiten compartirlo.
Adaptadores
Los gestos más importantes son los adaptadores ya que son los gestos involuntarios. Utilizamos estos gestos cuando nos sentimos incomodos y necesitamos descargar de alguna forma esta tensión. Se trata de gestos inconscientes y, justo por esta razón, son tan importantes. Cruzar las brazos, entrelazar las manos y mover los pulgares, tocarse la nariz, jugar con un anillo, ajustar las gafas, tocarse el pelo etc., todos son gestos adaptadores y que delatan lo que estamos sintiendo pero que intentamos no compartir o más bien ocultar. Los necesitamos y por esta razón resulta muy difícil controlarlos o bien ocultarlos.
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[1] Wikipedia.org
Imagen destacada: Ejemplos.org
Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach