Poetas malditos, poetas suicidas: la historia de Sylvia Plath

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Sylvia Plath (Boston, 27 de octubre de 1932 – Londres, 11 de febrero de 1963), fue una escritora estadounidense muy conocida por sus poemas. Cultivó un nuevo estilo poético nombrado confesional, que chocaba mucho con la cultura de su época pero que al igual que era rechazado, fascinaba.

Publicó su primer poema a los 8 años, época en la que perdió su adorado padre, circunstancia de la cual nunca se recuperó. «Nunca volveré a hablar con Dios» fue la respuesta que Sylvia Plath le dio a su madre cuando esta le comunicó que su padre había fallecido. Estados depresivos e intentos de suicidio acompañaron su vida y su obra, empapándola de un dura verdad y reflejando como un espejo todo lo que visitaba su interior en cada momento.

» El no ser perfecta, me hiere » escribió Sylvia Plath en su Diario en 1957.

Sus preguntas sobre el sentido de su vida, su obsesión por la perfección que conscientemente sentía heredada de su madre, su rabia por ser ‘chica’ y padecer una cultura machista, su consecuente e impulsiva necesidad de canalizar todas sus fuerzas hacia su compañero de camino (el también poeta inglés Ted Hughes con quien se trasladó en Estados Unidos), eran motivos de un tormento continuo. Tuvo un matrimonio conflictivo y se separó menos de dos años después del nacimiento de su primer hijo. Al parecer, la separación se debió sobre todo a la aventura amorosa que Hughes tenía con la poetisa Assia Wevill.

El 11 de febrero del 1963, ya trasladada desde hace tiempo en Londres con sus hijos, enferma y con poco dinero, Plath se suicidó asfixiándose con gas. Solo 2 días antes, Plath escribía una carta a su marido que, durante mucho tiempo, se consideró como una confesión de suicidio; pero lo que la carta comunicaba a Hughes era la decisión de Plath de marcharse a París y abandonarle definitivamente. Ella había supuesto que la carta no llegaría antes del sábado, pero el destino aceleró la gestión del Royal Mail y Hughes leyó la misiva el viernes por la tarde. Con la carta en la mano, un Hughes fue inmediatamente a la casa de Plath  donde se desató una fuerte discusión, en el curso de la cual, según los documentos ahora conocidos, Sylvia Plath arrancó la carta de las manos de su esposo y la arrojó al fuego. También se averiguó que la mañana del sábado, Plath llamó por teléfono a Hughes y descolgó su amante, cosa que hundió por completo Plath, la cual se suicidó al día siguiente. Fue ese último encuentro-desencuentro el que Hughes convirtió, unos años después de la muerte de Sylvia, en el poema «Última carta».

Sus obras más importantes fueron la prosa «La Campaña de Cristal» y el poemario «Ariel» publicado póstumamente. A seguir uno de sus poemas, a mi parecer, más poderoso.

Espejo ~ Sylvia Plath

Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

Imagen destacada: Biography.com

Autora: Vittoria Veri Doldo ~ Health Coah