Coaching, PNL, Inteligencia Emocional

Lograr el amor en la pareja según Bert Hellinger [parte II]

En el articulo anterior, Bert Hellinger nos describía cómo nace y cómo se desarrolla la relación de pareja.

Seguimos con la entrevista de Bert Hellinger sobre, pues, la relación de pareja y el vinculo que se genera, teniendo en cuenta las heridas familiares que cada persona lleva en su mochila y la relación con los padres.

Éstas influyen en cómo actuamos y en cómo interpretamos nuestra relación y en como vemos nuestra pareja.

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Image: Instahats.com

En cada persona existen heridas familiares. Y a veces hay heridas que ya no pueden ser sanadas. Hay actos que tienen consecuencias que ya no se pueden revertir. Eso debe ser reconocido. Y por supuesto esto puede repercutir la relación de tal forma que la separación sea inevitable.

Eso por supuesto también va en contra del concepto generalizado de que se puede y debe solucionar todo.

Por el otro lado, a veces es necesario saber acerca de la implicación.

Allí donde ese saber no está y dónde tampoco existe la disposición a seguir y tal vez sacarlo a la luz, la separación es inevitable.

Pero, la separación no es una solución, porque en la próxima relación todo continuará de la misma manera.

Es decir que la separación es una huida de aquello que la vida en definitiva exige de cada uno.

La relación tiene un aspecto muy importante. Resulta que es una organización en contra de la muerte.

Todo eso está al servicio de mantener la vida. Por ese motivo, si no hay hijos, la finalidad y el sentido de la relación se acabaron. Aquellos que tienen hijos o quieren tener hijos, con ello demuestran que son conscientes que ellos también se acaban. Esa mirada al final es muy importante.

Entonces uno se va despidiendo lentamente. Eso tiene una grandeza que va mucho más allá que cuando alguien piensa: Ahora busco una nueva relación y comienzo de nuevo. Desconocen totalmente que todo se dirige hacia un final.

Es una ilusión que el amor supera la muerte.

Uno la ve por ejemplo en parejas que se suicidan conjuntamente porque creen que continúa. Para mí eso es totalmente ilusorio.

La muerte debe ser tomada en serio como consumación de la vida y también la consumación del amor. Recién entonces esta completa y redonda. Algo se redondea y se completa.

Lo que hay detrás, no lo sabemos. Pero a través de eso el individuo alcanza una completad. Así es el curso de la vida.

Toda vida nueva se basa en que antes otros hicieron lugar.

Eso hay que verlo. Y aquello que aparenta estar instalado para que dure, como es el caso de una relación amorosa, es pasajero. Lo que viene después, eso queda.

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El odio es un sentimiento infantil. Los adultos no odian en ese sentido. Sólo odian cuando se sienten como niños, o sea cuando se sienten impotentes como niños.

Por ese motivo un hombre no puede odiar a su mujer. Puede transferir a ella algo de la infancia. Y lo que vivimos en la infancia está relacionado con lo que vivimos con nuestros padres o con nuestros cuidadores.

Centrémonos ahora en la relación padres e hijos.

Imagen: Pixabay.com
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La solución sencilla entre padres e hijos es que los hijos reconozcan a los padres y a si mismos lo siguiente: “Tengo la vida a través de ustedes. Ustedes son mis padres y ahora los tomo tal como son, como mis padres correctos.”

De esa forma el hijo está en paz consigo mismo. Así entonces también puede tomar todo lo demás que los padres le ofrecen.

A menudo tenemos la loca idea que podríamos tener padres diferentes, o que los padres deberían poder ser diferentes de lo que son.

En ese momento el hijo se vuelve totalmente estrecho. En el fondo se vuelve loco y siente impotencia.

Muchas pretensiones frente a los padres en realidad son pretensiones locas que los padres tampoco jamás podrían cumplir. Incluso si ahora intentaran cumplir con esa exigencia, el hijo no la podría tomar porque esa pretensión proviene de otro nivel.

En realidad el hijo no pretende nada de los padres en ese sentido, ahí actúa una dinámica totalmente diferente.

Un hijo que odia a los padres se castigará severamente. Porque la profundidad del alma jamás lo permite. Es tal violación del orden que no es posible. Y es típicamente occidental.

Image: Webgram.life

Existe una Orden Familiar. La palabra orden conlleva una carga.

Pero un árbol, cuando crece, crece según un orden preconcebido. No puede apartarse de él. Precisamente por estar de acuerdo con lo prefijado se despliega.

Pero siempre está dado en otro medio ambiente. Cada árbol es diferente, no hay un árbol igual a otro. Sin embargo, siguen el mismo orden según el cual pueden desarrollarse. 

Sucede algo similar con las personas.

Por ejemplo, ese orden muy sencillo de que cada persona tiene un padre y una madre.

Hoy día las mujeres a veces se comportan como si pudieran tener hijos sin un hombre o sin un padre. O los hijos se comportan como que pudieran tener su vida sin sus padres. Eso es loco.

Cuando uno reconoce esos hechos tan sencillos como que: yo tengo padres y que son los únicos correctos; si mis padres fueran diferentes, también yo sería diferente; no puedo estar en sintonía conmigo mismo si rechazo a mis padres. Si rechazo a mis padres, me rechazo también a mi mismo.

Cuando reconozco todas esas cosas  sencillas, entonces ya se ha ganado mucho.

Junto al confluir con esa corriente de fondo se une que el amor sigue un orden.

El orden y el amor van juntos. Y resulta que el orden va primero. El amor está al servicio de ese orden más grande. Cuando el amor se adapta a ese orden, es cuando mejor se puede desplegar dentro de ese orden. «

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Accede al extracto del libro de Bert Hellinger cliccando aquí: » Lograr el amor en la pareja «

Fuentes: www2.hellinger.com; Wikipedia.org; Hermandadblanca.org

Imagen destacada: Pixabay.com

Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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