¿Por qué lloramos?
Os habéis preguntado alguna vez el ¿por qué lloramos?
¿Qué pasa realmente en nuestro cuerpo como para que se produzcan las lágrimas?
Los ojos están compuestos por líquidos internos y externos y la función principal de las lágrimas (liquido externo) es limpiar el ojo, hidratarlo y lubricarlo. La glándula lagrimal es la encargada de segregar el líquido que sale en la parte superior y externa del ojo, pasando por la córnea y quitando suciedad para mantener una visión clara. Al parpadear, el líquido se distribuye por todo el ojo. De hecho, además de limpiar los ojos y mantener la humedad que necesitan, las lágrimas también eliminan bacterias.
Varios científicos coinciden en clasificar las lágrimas en 3 categorías diferentes:
- Basales: su función es mantener el ojo lubricado y libre de polvo
- Reflejas: si algún elemento irritante se introduce en el ojo, el cuerpo produce lagrimas para limpiarlo de esas sustancias extrañas
- Psíquicas/emocionales: se trataría de las lágrimas que se producen como resultado de muchas emociones diferentes (tristeza, miedo, alegría etc.)
Es la tercera categoría la que sigue siendo objeto de estudios e investigaciones ya que su naturaleza no deja ser velada de misterio.
Charles Darwin sostenía que las lágrimas psíquicas o las que responderían a una emoción, no tienen ningún propósito. Para él, las lágrimas en general tenían el único propósito que es proteger el ojo.
Un estudio llevado al cabo por un psicólogo holandés en la universidad de Tilburg demostró como las lágrimas psíquicas se producen solo cuando realmente existe una alteración emocional en nosotros. El psicólogo analizó el comportamiento de un grupo de voluntarios antes y después de ver unas películas cuyas historias eran muy emotivas.
Los que lloraron al verlas señalaron cambios en su estado de ánimo. Sobre todo subrayaron una sensación de liberación por haber llorado.
Por lo contrario, las personas que no lloraron confirmaron no haber sentido variación alguna en su estado psíquico.
El cuerpo segrega lagrimas también cuando vivimos momentos de gran alegría y felicidad y cuando nos reímos a carcajadas. En estas circunstancias igualmente sentimos emociones que cambian nuestro estado psíquico y que producen pues cambios en nuestro cuerpo.
Según la Medicina Tradicional China, cuando vivimos sensaciones intensas, se genera una memoria interna que perdura. Esta memoria se volverá a activar cada vez que una sensación igual o parecida se presente.
Cuando sentimos pena o tristeza y lloramos o sollozamos, el diafragma asciende y la inhalación es más larga que la exhalación. Esto genera una sensación de frío en el cuerpo y una limitación en la expansión de los pulmones que, para la MTC, se asocian con la tristeza, la pena, la melancolía. Si la musculatura diafragmática no se re-acomoda, seguiremos con el llanto a flor de piel hasta antes situaciones insignificantes y viviendo en un estado de hipersensibilidad.
Al contrario, cuando la situación es de felicidad y alegría, el diafragma desciende como cuando nos reímos. Este repentino descenso, al golpear la capsula suprarrenal, genera calor interno y euforia aumentando la producción de sustancias como la adrenalina. En este caso la exhalación es más larga que la inhalacióén.
Otros científicos evalúan la posibilidad que las lágrimas psíquicas intervienen para eliminar sustancias químicas generadas en el cuerpo por un estado de alteración (risas, alegría, felicidad) o de estrés (pánico, angustia, tristeza).
Todo esto ocurre porque el sistema nervioso simpático, el mismo que nos prepara para la acción o que responde ante una amenaza, se activa en respuesta al estímulo. La corteza cerebral necesita más glucosa y oxígeno: esta necesidad sube 32%.
Por eso cuando lloramos aceleramos o alteramos la respiración y sentimos que nos cansamos. No podemos mantener el gasto de energía por mucho tiempo. Y por eso después de llorar a menudo nos da sueño o hambre. El cuerpo necesita reponer la energía que gastó.
Otra opción es que las lagrimas funcionarían como una señal de comunicación o de indefensión y sumisión para inhibir comportamientos agresivos en situaciones en las que nos sentimos amenazados. Debería pues ser una estrategia de defensa para acercarnos emocionalmente a los demás, para que empaticen con nosotros.
En fin, sea cual sea la razón que provoca nuestras lagrimas, éstas siempre cumplen una función importante para nosotros. Retenerlas por lo contrario puede ser dañino.
El cuerpo es muy sabio y no genera o provoca nada por casualidad ni error.
~
Imágenes: Google.com
Fuentes: BBC.com; Eafit.edu.co; ‘Transformación y cambio para lograr el bienestar’ – Thai Chic Chuan
Autora: Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach
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