Psicología infantil y adolescente

La gestión del tiempo se aprende de pequeños: hablamos de estrategias atencionales

Nuestra capacidad atencional varía según nuestra edad y desarrollo individual y tiene una función esencial en nuestro proceso de adaptación al miedo ambiente.

La cualidad más importante de la atención es la selectividad, es decir la capacidad de seleccionar el objeto sobre el cual necesitamos concentrarnos, inhibiendo los factores distractores del entorno. Esta cualidad está relacionada con la percepción y con el interés que el objeto despierta en el niño.

Otro aspecto fundamental a tener en cuenta es la capacidad de concentración sobre un objeto determinado y la estabilidad para mantenerla durante el tiempo que la tarea requiera.

A medida que un niño va desarrollando sus procesos atencionales se producen diferencias en su uso. Éste ultimo se verá influenciado por el conocimiento que cada sujeto tenga de sus propias capacidades y de su interacción con el entorno social. Estos factores determinarán cómo y cuándo las utilizará.

Es por este motivo que cada sujeto irá desarrollando estrategias de meta-atención para coordinar otras actividades cognitivas como: el lenguaje, la memoria, el pensamiento, la autorregulación y la motivación. Estas actividades cognitivas le permitirán adaptarse no solo a la realidad que le rodea, sino también a responder de forma correcta y coherente a sus necesidades internas.

Las estrategias atencionales facilitan tanto la meta-atención y como la meta-memoria del niño y variarán según su edad y su desarrollo individual. Las estrategias deben ser atractivas, no rutinarias, motivantes y su ejecución debe ser fraccionada en el tiempo para que el niño no pierda interés y permanezca focalizado.

Las actividades que las potencien, sobre todo para los más pequeños, pueden ser manuales, corporales, intelectuales, musicales etc. para que el proceso de aprendizaje sea dinámico.

La diversificación de las mismas permite también al niño conocer su forma de aprender.

El niño debe comprender que su capacidad de recordar o retener la información tiene límites. Y que por tanto necesita adquirir herramientas mnemotécnicas básicas; aprender a organizar y codificar la información para consolidar en su memoria a largo plazo el contenido de su aprendizaje y así poder recuperarlo después.

Crear el hábito para mantener la atención es fundamental también.

Es importante que el niño comprenda el qué hacer, el cómo, el cuándo, el con quién (si solo o en grupo) y la duración de la tarea o actividad. Saber distinguir el tiempo que se puede dedicar al juego y el tiempo que hay que dedicar a las tareas.

Marcar también sus propios objetivos y experimentar los resultados de sus acciones gracias al uso de sus estrategias.

El refuerzo positivo es fundamental para que el niño reaccione positiva y creativamente al proceso de aprendizaje.

Aprender a ejecutar correctamente una tarea, a concentrarse en ella, a marcar objetivos y cumplir con ellos, a gestionar el tiempo, a encontrar la motivación para hacer algo se aprende desde pequeños.

En las últimas décadas se han ido identificando muchos trastornos y síndromes infantiles y adolescentes frente a problemas atencionales, de conducta, de aprendizaje, de rendimiento escolar, de estados emocionales.

La mayoría de los problemas relacionados con ellos se debe a carencias en el proceso de crecimiento y aprendizaje de estos niños, en la desatención de sus necesidades y en el no cuidar de sus características personales.

Acompañar su crecimiento es fundamental para que creen las bases para un desarrollo cognitivo, psico-motor, emocional, conductual equilibrado. Este desarrollo empieza desde la gestación y el acompañamiento es determinante justo en los primeros años de vida del niño. Fijará las bases y creará las habilidades que el niño podrá desarrollar en el futuro.

Desear tener un hijo va de la mano con desear dedicarle tiempo, atención y ante todo mucho amor. Un hijo es para toda la vida, tanto cuando las cosas son fáciles como cuando las cosas se complican.

Si tomamos la decisión de tener hijos, preguntémonos primero qué y cuánto estamos dispuestos a sacrificar de nosotros mismos para acompañar sus vidas.

Antes de exigirles que se comporten de una determinada manera, que su rendimiento escolar esté por encima de la media, que tengan respeto para los demás y para si mismos, preguntémonos qué ejemplo les hemos dado. Y cómo y cuánto nos hemos dedicado a entender sus necesidades y a guiarles para que pudiesen encontrar la forma de atenderlas de una manera funcional.

…to be continued…

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Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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