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8 Mil Millones de Seres Humanos habitamos el Planeta, ¿y ahora qué?

Las Naciones Unidas anunciaron que la población mundial alcanzó los 8 mil millones de personas el pasado 15 de Noviembre.

El dato es estimado, aunque refleja a grandes líneas el total de seres humanos que andamos deambulando por la tierra o, más bien, la tendencia que seguiremos hasta finales de este siglo.

«Entre 1804 y 1927, la población mundial creció de mil millones a dos mil millones. Después de eso, se necesitaron 33 años para llegar a los tres mil millones. Desde entonces, se han tardado aproximadamente 12,6 años en agregar otros mil millones de personas.«[1]

Según las previsiones a futuro, deberíamos llegar a unos 8.500 millones en 2030; 9.700 millones en 2050; 10.400 millones en la década de 2080. El crecimiento más fuerte sería en los países africanos (Etiopía, Egipto, Nigeria, Congo y Tanzania), en Filipinas y en la India.

¿Cómo interpretar este dato?

Si siguiéramos la tendencia catastrofista con la que nos bombardean desde todos los medios de comunicación día y noche, pues esta es una verdadera (futura) tragedia. Siempre más gente consumiendo recursos, diseminando el mal por todas partes, maltratando el planeta y generando conflictos de poder siempre más graves.

Qué desastre y qué perspectivas de escasez y de inseguridad más absolutas para nuestras vidas y las de las generaciones que vendrán.

Pero si miráramos las cosas desde una perspectiva evolutiva y constructiva, nuestra visión y percepción serían muy distintas.

Desde hace años nos machacan con noticias alarmantes y relativas a la disminución vertiginosa de la tasa de fertilidad a nivel mundial. Es decir, se evidencia como problema grave el hecho de que hay muy pocos nacimientos. Desde el 1950, cuando la tasa de fertilidad era de 5 nacimientos por mujer, pasamos a los 2,3 del 2021. Y se prevé una disminución hasta el 2,1 en el 2050.

Además, se evidencia como nos estamos convirtiendo en una sociedad hecha y repleta de gente mayor, que es vista y tratada siempre más como un peso, una carga y un colectivo que nada aporta, sino más bien que constituye un gasto para los gobiernos y en un problemas para las familias.

Pero entonces, ¿en qué quedamos?

Necesitamos crecer? Necesitamos más nacimientos para reequilibrar la sociedad entre jóvenes y viejos?

O necesitamos exterminar gente para que los recursos del planeta aguanten hasta no se sabe cuánto?

Esta noticias, como la mayoría que nos cuentan, ¡me revientan!

Es que es como siempre la enésima manipulación basada en la hipocresía de esa parte de mundo que solo acepta como valido y fomenta lo que produce dinero, en una óptica completamente individualista. ¡Separa y vencerás!

¿De verdad?

Si existiera un interés real en la salvaguardia del Planeta; si existiera un interés real en crear las condiciones óptimas para que todos pudiésemos vivir dignamente (y no solo los seres humanos, sino también el mundo animal, ya que el hombre no es el único ser viviente de la Tierra ni es el dueño de todo lo que existe!), se habría empezado a hacer algo impactante de verdad.

Pero lo que interesa es ganar siempre más, crear una sociedad solo para quienes tengan un poder adquisitivo elevadísimo, producir cosas materiales cuanto más posible a costa de la salud global.

En el sistema social en el que estamos viviendo cuenta más el dinero que la vida. Y esto es justamente lo que llevará este mismo sistema al colapso y al fracaso más absoluto.

No hay otra vía porque nadie está dispuesto a ceder, a renunciar.

El dinero es el verdadero mal de la humanidad. Porque se ha convertido en algo mucho más importante que la vida.

Todo es aparentar, todo es poder y dinero. Todo es ‘tener’ en lugar de Ser.

Y esta histeria descontrolada por el tan atractivo poder del imán mundial llamado dinero, hace que vivamos en un constante estado de ansiedad por alcanzar lo que la sociedad nos vende como ‘bueno y necesario’: ganar y adquirir cosas.

Nunca tendremos la sensación de tener suficiente, siempre necesitaremos más y más.

Viviremos con una sensación interna de escasez constante, tanto si llegamos a unos estándares que la sociedad ‘valora’ (mucho poder, mucho dinero, muchas posesiones), como  – y más aún – si no llegamos a ellos.

La ambición de llegar a ‘ser alguien’ gracias a un status social determinado ciega las personas y no les permite ver que están sometidas.

Pues sí, que son víctimas de un sistema que solo las utiliza para que produzcan dinero y para que este dinero circule en beneficio de otros.

No les hace ver que están diariamente en lucha para atesorar todo lo posible a expensas de los demás. No les hace ver su nefasta contribución en la creación de un modelo social egoísta, desconfiado, estresado y enfermo porque espiritualmente muy pobre y socialmente muy frágil.

Hasta que esta rueda siga girando sin parar, siempre más rápida, poco espacio quedará para pensar en cómo podemos salvar el planeta y sus recurso. Y en cómo crear una sociedad más sana y equilibrada, donde haya espacio para todos, pobres, ricos, jóvenes, mayores, seres humanos, animales, plantas y cualquier otra entidad viva del Planeta.

No importa cuántos somos ni cuántos llegaremos a ser, importa cómo somos y cómo seremos. Esto es lo que realmente debería ocupar nuestros pensamientos y forjar nuestros actos.

¿Qué harías tu para cambiar las cosas? ¿O bien, qué haces tu en tu día día para aportar tu granito de arena?

Me encantará leerte…

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[1] Dr Fision - MuyInteresante.com

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Vittoria Veri Doldo ~ Health Coach

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